Cuaresma2024

71 70 Pablo Cervera Barranco San Juan construye este pasaje teniendo en cuenta el libro de los Números. La serpiente de bronce que construye Moisés es figura, anticipo, de la cruz de Cristo. La mordedura de la serpiente es la expresión del pecado. Si en el Antiguo Testamento mirar la serpiente de bronce obtenía la curación, cuánto más lo hará la realización plena de la figura en Cristo: no es algo de bronce, es la carne de Dios, el Dios encarnado que, herido en la cruz por el pecado, lo vence en la resurrección. El evangelista envuelve su evangelio de hoy en la verdadera atmósfera que rodea la cruz: es el amor de Dios, pues tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo. Aquello por lo que el Padre es padre, tener un Hijo, Dios lo entrega como máxima expresión de desprendimiento y de amor: lo pone en nuestras manos y nosotros terminamos con él. La mirada a la cruz ahora es fe, fuente de vida, introducción en la vida divina. Por eso, la fe no es puro asentimiento de verdades, sino adhesión vital a quien nos introduce en la vida eterna. l Padre misericordioso, abre mis ojos para reconocer mi necesidad de ti. Dame la gracia para correr una y otra vez a tu abrazo, que es lo único que satisface los deseos de mi corazón. Penitencia sugerida para hoy Ofrece tu día por alguien que se ha alejado de la fe. «La celebración dominical del día del Señor y de su Eucaristía está en el corazón de la vida de la Iglesia. “El domingo es el día en el que se celebra el misterio pascual, a la luz de la tradición apostólica, y se debe observar como el principal día santo de precepto en la Iglesia universal” (CIC, can. 1246, §1)». (Catecismo de la Iglesia Católica, 2177) DOM I NGO 1 0 DE MAR ZO Cuarto domingo de Cuaresma Lectura del santo evangelio según san Juan 3,14-21 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eranmalas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios». * * *

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